Denunciaba
Amnistía Internacional que “la galería de abusos del Estado Islámico contra los
derechos humanos y el derecho internacional humanitario en Irak y Siria es
inmensa y atroz: secuestros, tomas de rehenes, homicidios ilegítimos y
ejecuciones sumarias, torturas, violaciones...Su campaña militar ha machacado
implacablemente a la población civil con armas pequeñas, artillería, explosivos
improvisados y, posiblemente armas químicas. Y todo ello ha obligado a cientos
de miles de personas a huir y convertirse en desplazados, internos o refugiados.
Un desastre humanitario en toda regla.”
Y no cabe duda de que detrás de esta situación se encuentra el espíritu del
libre mercado, la avaricia de las personas y la globalización desigual que
impera en estos tiempos.
Amnistía
Internacional ha catalogado más de 100 tipos de armas y municiones que son
utilizados por el Estado Islámico. La mayoría de ellas llegaron al ejército
iraquí entre los años 70 y 90 del siglo pasado desde Estados Unidos, Rusia y el
antiguo bloque soviético. Durante la guerra Irán-Irak de 1980-1988 se impulsó
el mercado armamentista y fueron nada más y nada menos que, al menos, 34 países
los que suministraban armas a Irak y 28 de ellos que también suministraban
armas a Irán (pura lógica mercantilista). El beneficio es el beneficio en esta
globalización liderada por las grandes corporaciones. El mundo del mercado
libre necesita buscar negocio sin desmayo y sin importar las consecuencias de
esta búsqueda.
España
participa de la misma visión económica. No obstante, la ley en España prohíbe
al Gobierno autorizar la exportación de material a lugares donde pueda ser
utilizado para la "represión interna" o la "violación de
derechos humanos". A pesar de ello, nuestro ministro de Defensa dice que
es correcto vender armas a "cualquier país que esté en las Naciones
Unidas" y "tienda" a "una situación mejor". Pero no sólo
vendemos a los países integrados en Naciones Unidas engordando las arcas de
algunos que no lo necesitan. También hacemos caso omiso de nuestras leyes y así
las ventas de armamento español que fueron a Arabia
Saudí han batido un récord histórico, al sumar 447,6 millones de euros en el
primer semestre de 2015. Esta cifra supone el 26% de todo el material de
defensa exportado por España en dicho periodo, que asciende a 1.727,2 millones
de euros, un 25,3% más que en los seis primeros meses de 2014, según el informe
elaborado por la propia Secretaría de
Estado de Comercio.
Estamos en un mundo en el que no son las vidas de las personas
las que se priorizan. Los intereses económicos de las grandes corporaciones
apoyadas por políticos corruptos y sin escrúpulos forman un tándem difícil de
combatir ya que no sólo tienen el poder, tienen también el dinero con el que
compran incluso a periodistas que olvidan el mínimo código periodístico y caen
como lobos contra cualquier idea de cambio, por muy lógica y coherente que sea,
con el simple objetivo de que nada cambie ya que, en caso contrario, se pueden
descubrir muchas vergüenzas y caer muchos mitos.
Siguiendo la lógica neoliberal los
partidos políticos aprovechan de manera poco ética el que otros no crean
oportuno integrarse en pactos que mantienen a los señores de la guerra y utilizan los mismos medios que pretender
extirpar en aquel señalado como su enemigo, sino que, además, desoyen
propuestas tan lógicas como cortar las vías de financiación y abastecimiento de
ISIS y acabar con la guerra en Siria e Irak embargando el armamento de todos
los contendientes. Medidas del todo lógicas que avala el propio papa Francisco, que arremetió en estos días contra los
"fabricantes y traficantes de armas", a quienes culpa de los
atentados terroristas como el perpetrado en Bruselas porque, en su opinión,
"quieren sangre, no la paz, quieren guerra y no la fraternidad".
No podemos olvidar que la candidata a la presidencia de
Estados Unidos Hillary Clinton y el ex primer ministro
británico Tony Blair, admitieron también su error y pidieron disculpas por su
apoyo a la Guerra de Irak, guerra que ha mostrado unas consecuencias funestas
que todavía hoy no han terminado y están dificultando la convivencia. Ya
algunos, como el premio nobel de economía Paul Krugman,
opinaron que se tuviera en cuenta que la Guerra de Irak no fue un error inocente, sino un crimen cometido
voluntariamente por Bush hijo. A su juicio, la Administración de Bush estuvo
inventándose pretextos para invadir a Irak por el simple hecho de querer
iniciar una guerra con obscuros intereses.
Los
señores de la guerra siguen mostrando su fuerza en el siglo XXI sembrando el
terror, la discordia y la división en pos de sus intereses. El hombre sigue
siendo un lobo para el hombre, cuando la empatía es la única ideología capaz de
cambiar el mundo mediante la compasión, la solidaridad, la cooperación y la
búsqueda del bien común. Ya hace tiempo que el filósofo Theodor Adorno en su Mínima moralia nos avisó de que: “la
búsqueda de posibles ventajas es el enemigo mortal de todas las relaciones
humanas; de estas pueden surgir la solidaridad y la
lealtad, pero nunca del pensamiento con fines prácticos.”Lo que sí estamos
consiguiendo al defender puros intereses mercantiles son la xenofobia y el
resurgir del fascismo.
Tristes guerras
si no es el amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes[1].
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