Tras años de manipulación de las mentes, la ciudadanía siempre suele
desconfiar de los gastos en los que pueda incurrir el gobierno para paliar la
problemática que se presenta en los momentos de depresión y baja actividad económica.
La austeridad sigue instalada en las mentes como única alternativa a las crisis
capitalistas. La población sigue insistiendo en saber de dónde se va a sacar el
dinero para pagar tanta necesidad. Pero en realidad el gasto público no se
enfrenta a ninguna restricción presupuestaria. “La creencia de que el gobierno
está obligado a equilibrar su presupuesto cada cierto tiempo es comparado [por
muchos economistas] con una “religión”,
una “superstición” necesaria para asustar a la población de manera que
esta se comporte de la manera deseada.[1]”
Hablamos, principalmente, de gobiernos que pueden emitir su propia moneda
(España recordemos que tiene la limitación del Euro y el Banco Central Europeo).
En agosto de 1971 se liquidó el sistema de Bretton Woods[2]
desligando el dólar (moneda reserva de referencia mundial) del oro y liberando
la obligación de mantener un equilibrio entre los dólares emitidos y las
reservas de oro. “El mundo pasó, así de pronto, de tener unos tipos de cambio
fijados con el dólar y el oro a la libre flotación de tipos de cambio entre las
monedas nacionales. A partir de este momento, pues, el sistema bancario mundial
comenzó en la práctica a crear dinero de la nada.[3]”
Y así una vez iniciada la crisis de 2007, la llamada Gran Recesión,
podemos ver una muestra clara y patente de la creación de dinero de la nada.
Aunque, hay que decir, que la creación de dinero virtual es el funcionamiento
normal de los gobiernos que son soberanos en la creación de su propia moneda
(se debe indicar igualmente que los bancos también crean dinero mediante la
concesión de créditos, generando además reservas bancarias). Pero centrémonos
en la muy conocida respuesta que Ben Bernanke[4]
dio a las múltiples preguntas que le llovían pidiendo explicaciones a su famosa
“flexibilización cuantitativa”, llevada a cabo en Estados Unidos, mediante la
que se adquirieron activos financieros tóxicos de los bancos en riesgo de quiebra,
adquisición que alcanzó niveles de record: 1,75 billones de dólares en su primera fase y 600 mil millones
en la segunda. Además, en solo 5 meses se dobló la cantidad de dinero público
en la economía estadounidense. La contestación dada no pudo ser más explícita
“simplemente creaba dicho dinero dotando de crédito a reservas bancarias
mediante pulsaciones sobre teclados de ordenador.”
Como bien dice Randall Wray “los gobiernos gastan mediante tecleos
informáticos que no se les pueden acabar. Así, un gobierno soberano que emita
su propia moneda mediante tecleos informáticos nunca puede sufrir restricciones
autoimpuestas.[5]”Ya que,
al ser autoimpuestas pueden ser eliminadas a conveniencia de la situación económica y no reverenciadas como una verdad
inmutable. La limitación, sin embargo, debiera tenerse en cuenta es el nivel de
producción existente en la economía, con una matización: la existencia o no de
recursos ociosos. Principalmente la existencia de personas desempleadas. La
utilización plena de los recursos, especialmente el trabajo, permitiría
maximizar la producción de bienes y servicios. La existencia de recursos
ociosos podría solventarse con la creación de dinero mediante el déficit
público, estimulando la economía y haciendo crecer el PIB: otro ídolo del
capitalismo actual. No obstante, es obvio, que la realización de los
presupuestos anuales del sector público debería tomar en consideración variables
macroeconómicas como el desempleo, la inflación, el PIB y el medio ambiente, ya
que objeto del gasto tiene que ser la mejora social, evitando las disfunciones
posibles.
El gasto del gobierno (mediante el que se crea dinero), por tanto, tiene que ser anticíclico (en contra del ciclo
económico), es decir tiene que aumentar durante las crisis para incentivar lo
que el sector privado ha dejado de hacer y la recaudación de impuestos, por el
contrario, tiene que ser procíclica (es decir a favor del ciclo económico),
tiene que disminuir durante las crisis, dejando así más recursos en manos de
los particulares y empresas: más impuestos, más tasas, más participación en el
pago de los servicios públicos les dejaría tan débiles que su futuro no tendría
ninguna esperanza.
Lo que debemos tener muy claro es que en economía no es lo mismo la economía
doméstica que la macroeconomía; mientras que en macroeconomía el gasto de uno
es el ingreso de otro y por lo cual el gasto del estado (sin respaldo de ningún
activo) es el ingreso del sector privado, en la economía doméstica se deben
relacionar los gastos con los ingresos si no se quiere ser rehén de la propia
inconsciencia y estar encadenados a las deudas. En consecuencia un déficit
público es más sostenible que un déficit en el sector privado, de hecho muchas
crisis económicas se han basado en un sobre endeudamiento, con excesivo
apalancamiento (deuda), del sector
privado: empresas y hogares, a pesar de que en la inconsciencia colectiva se
siga pensando que ha tenido que ver con el déficit público que, por cierto, en
los años previos a la crisis de 2007 no había en España, ya que se tenía
superávit público.
Lo que la Teoría Monetaria Moderna nos revela es que los miedos sobre
los déficits y la deuda nos están conduciendo a un mundo en el que la economía
en vez de resolver los problemas de la sociedad, los está aumentando, llenando
el mundo de dolor e indignidad; que el dinero no es una cosa finita ya que
actualmente no está basado en ningún activo, en ninguna cosa real y valorable y
se está creando de la nada; que los déficits de los gobiernos suponen una
inyección de dinero en el sector privado; que los déficits, en definitiva,
pueden ser grandes o pequeños pero que el objetivo prioritario de la política
económica tiene que ser equilibrar la propia economía no equilibrar el
presupuesto y evitar el déficit aunque haya millones de desempleados y gente
muriéndose en la calle.
[1]
Wray, L. Randall (2015: 198-199). Teoría Monetaria Moderna. Lola Books.
[2]
En julio de 1944 se celebró la
conferencia de Bretton Woods creándose el que sería Banco Mundial y Fondo
Monetario Internacional para regular la economía financiera cuyos desórdenes
habían contribuido a la Gran Depresión de 1929.
[3] Mason,
Paul (2016:134). Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro. Paidós Estado y
Sociedad.
[4]
Economista y político estadounidense de
gran prestigio y de origen judío que desempeñó el cargo de presidente de la
Reserva Federal de los Estados Unidos (el Banco Central) durante dos períodos
de 2006 a 2014. Previamente a la crisis de 2007 consideraba que el
neoliberalismo hacía funcionar la economía como un reloj, manteniendo a raya
las grandes recesiones, siendo éstas menos frecuentes y más suaves.
[5] Wray, L.
Randall (2015: 201). Teoría Monetaria Moderna. Lola Books.
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