LA DEUDA LEGÍTIMA
A algunos defensores del sistema neoliberal que nos presiona, recorta, envilece e
indigna, defienden a capa y espada que hay que pagar la deuda ya que en caso
contrario no habrá quien invierta en nuestro país y, en consecuencia, nuestra
economía caerá en picado, habría que recordarles muchas cosas, entre ellas: la deuda puede llegar a ser un mecanismo
perverso de dominación que tienen los acreedores, la deuda en la práctica y en
muchas ocasiones no sirve para que los países y las personas obtengan crédito
para cubrir sus necesidades sino para que los acreedores aumenten sus
capitales, las grandes potencias y los grandes bancos, en contra de los
intereses sociales, no han dudado en apoyar guerras, golpes de Estado y
regímenes autoritarios y corruptos generando deuda a la población, la deuda
está sirviendo para imponer condiciones por organismos no elegidos
democráticamente y a pesar de las decisiones de la propia ciudadanía a la que
se imponen, etc.
Tenemos que
recordar, también, que cuando se presta, se hace a un interés que paga el
riesgo que corre el prestamista en relación a la incierta devolución de la
deuda. En este sentido no son pocos los prestamistas que se han enriquecido con
los intereses cobrados, en muchos casos éstos superan ampliamente el capital
prestado, y luego se quiere la completa devolución de la deuda y, en su caso,
la confiscación de la hipoteca. ¡Viva el riesgo que corren! Se concreta en que
los prestatarios se mueran o no de hambre, vivan o no bajo un techo, alimenten
o no a sus hijos. Ellos, los prestamistas, no podrán dormir por las noches
desvelándose por sus derechos. Aunque...dormirán a pierna suelta y pensando en
lo bien que lo van a pasar al día siguiente, ya que las leyes y las
instituciones las han hecho ellos para no preocuparse del cobro de sus
préstamos y del sinriesgo que corren.
Quiero esbozar
un cuadro dando unas pinceladas con algunos ejemplos de deuda, posiblemente no
son los más representativos pero son una muestra variada recogida de la bibliografía.
Que sean los lectores los que opinen acerca de la legitimidad, ilegitimidad u
odiosidad:
En Grecia la
deuda del sector privado aumentó de forma importante con su ingreso a la zona
euro en el 2001, pero la deuda pública era anterior y provenía de la “dictadura
de los coroneles”. Se recurrió al préstamo para poder tapar el agujero
producido por la reducción del impuesto de sociedades y de las rentas más
altas. Muchos préstamos permitieron la compra de material militar a Francia,
Alemania y Estados Unidos. Se financiaron los Juegos Olímpicos de 2004 y
suculentos contratos para las empresas, Siemens, por ejemplo, fue acusado tanto
por la justicia alemana como por la griega de haber pagado comisiones y otros
sobornos por un importe de cerca de 1000 millones de euros y sus ventas fueron
el sistema de antimisil Patriot, la digitalización de los centros telefónicos de
su organismo de comunicaciones, el sistema de seguridad “C41” que nunca
funcionó, submarinos alemanes por 5000 millones de euros que se escoraban y
tampoco funcionaban[1]. A todo esto se puede apuntar que ya en el 2010
Grecia se financiaba a un interés a diez años superior a 8 puntos respecto a
Alemania ¡Ay la Europa del Euro!
En
Argentina, en el año 1983 tras la guerra de las Malvinas, Estados Unidos
insistió en que “el nuevo gobierno accediese a hacerse cargo de las deudas
amasadas por los generales...la deuda externa de Argentina se había disparado
de los 7.900 millones de dólares del año previo al golpe de Estado a los 45.000
millones del momento del traspaso de poderes al nuevo gobierno democrático[2]”.
Los acreedores principales eran el FMI, el BM y bancos privados de Estados
Unidos.“En Brasil los generales que habían usurpado el gobierno en 1964 con la
promesa de establecer el orden financiero y económico del país, consiguieron
transformar una deuda de 3.000 millones de dólares en cerca de 103.000 millones
acumulados hasta 1.985.” En Chile “los préstamos costearon la triplicación del
gasto militar, que sirvió para que las fuerzas armadas chilenas pasaran de
47.000 soldados en 1973 a 85.000 en 1980.”
Sobre
África nos escribe Josep Fontana: “Según los cálculos de Tax Justice Network,
de los cerca de 150.000 millones de dólares de capitales que salen cada año del
continente africano, el 60 por ciento corresponde a la manipulación interna de
las compañías internacionales y tan solo de un 3 a un 5 por ciento a las
remesas al extranjero de los dirigentes políticos africanos.[3]”
Los casos de deuda en relación a las dictaduras africanas son flagrantes y se
han dado a conocer, mucho menos conocemos aquellas deudas provocadas por las
grandes empresas que como se ve han sacado buena tajada de sus “inversiones” en
este continente.
“De 1990 a
1993 Francia –que consideraba el país como parte vital de su imperio informal
africano—había enviado a Ruanda armas por valor de más de 25 millones de
dólares, así como instructores, no solo del ejército sino de las milicias
juveniles que iban a realizar la mayor parte del genocidio[4].
Estas importaciones, pagadas con dinero recibido del Banco Mundial para fines
de desarrollo, siguieron a lo largo de 1993, incluyendo cerca de seiscientos
mil machetes, el arma esencial del genocidio, que eran facturados como
herramientas agrícolas para disimular la naturaleza militar del gasto.[5]”
Los fondos llamados carroñeros (vulture funds) compran a bajo precio viejas
deudas impagadas y las exigen a través de los tribunales internacionales:
Zambia “debía a Rumanía 15 millones de dólares por una compra de equipo
agrícola realizada en 1979. Los dos gobiernos se habían puesto ya de acuerdo
para liquidarla por 3 millones de dólares, pero entre tanto el fondo Donegal
Internacional compró la deuda por su cuenta y exigió a los zambianos 55
millones, agregando los intereses a la deuda original. Otro fondo
norteamericano, que compró 31 millones de deudas de los años ochenta que la,
República del Congo-Brazzaville había dejado impagadas, reclamó en los
tribunales norteamericanos, europeos y asiáticos más de cien millones de
dólares en conceptos de deuda, intereses y penalización; de momento ha obtenido
ya 39 millones.[6]”
En España hay que recalcar
nuevamente que entre los años 2005 y 2007 no hubo déficit público sino superávit
y en consecuencia no hubo aumento de deuda pública. La deuda privada, sin
embargo, crecía y con la entrada en el Euro se intensificó el
sobreendeudamiento privado basado especialmente en la inversión en el sector
inmobiliario, mientras la deuda pública entre el año 1996 al 2007, año de
inicio de la crisis, baja consecuentemente en relación a la deuda privada. “En
2007 el Estado era responsable de menos del 12 por ciento de la deuda total del
país.[7]”
Pero la crisis iniciada en Estados Unidos en este año 2007 provocó una caída de
los ingresos de las Administraciones Públicas debido al cierre del grifo del
crédito. Así el problema de nuestra deuda pública hay que buscarlo después del
inicio de la crisis, ya que entre el 2008 y finales del 2012 aumentó más de
560.000 millones de euros lo que suponía un 55% del PIB y un incremento de 2,5
veces la deuda del 2008. Siguiendo a Medialdea y otros en su libro colectivo qué hacemos con la deuda, se constata
que el verdadero salto de la deuda española fue a partir del año 2009
posteriormente al inicio de la crisis y por tanto no tuvo que ver con su causa.
Sus causas hay que buscarlas principalmente en los siguientes motivos que
hicieron desbocar nuestra deuda: las medidas de austeridad que se imponen desde
mayo 2010 y especialmente a partir del año 2012, el rescate bancario que se
impone a los contribuyentes y la fuerte subida de los gastos financieros. Pero,
había que salpimentar bien la crisis de deuda soberana, para ello los bancos
que socializaron sus deudas y, en consecuencia, fueron cubiertas por los
ciudadanos, se financiaron posteriormente tomando crédito del BCE a interés
insignificante para prestarlo al Estado, su salvador, a un interés superior ya muy
significativo y doloroso[8].
Finalizaré exponiendo que si se
tiene en cuenta la teoría de la deuda odiosa o ilegítima: sostiene
que la deuda externa contraída por un gobierno y considerada como odiosa no
tiene por qué ser pagada. En todo caso, ésta podría considerarse como contraída
a título personal, con lo que serían el monarca, el presidente, el director del
banco central nacional o los ministros los que deberían responder al pago. Por
otra parte, se considera que para determinar si una deuda es odiosa o no lo es,
la definición teórica más aceptada es la que estableció en 1927 el jurista ruso
Alexander Sack, quien identificó 3 requisitos: (1) que se haya contraído sin el
conocimiento ni la aprobación de los ciudadanos; (2) que se destinen a
actividades no beneficiosas para el pueblo; y (3) que el acreedor conceda el
préstamo aún siendo consciente de los dos puntos anteriores.
La pregunta es ¿Es recomendable
hacer una auditoría de la deuda o no?
[1] Se puede ver un mayor detalle en el libro colectivo La
deuda o la vida, dirigido por Millet y Toussaint. Editorial Icaria 2011.
[3] Fontana, Josep (2011:737). Por el bien del imperio:
Una historia del mundo desde 1945. Ediciones de Pasado y Presente, S.L.
[4] Como señala Josep Fontana en el libro citado “Una de
las consecuencias más graves de la combinación de las herencias del
colonialismo y de la interferencia posterior de las potencias, y las empresas,
de Occidente ha sido la gran guerra
civil que ha desangrado, y desangra, África Central, comenzado con las matanzas
de Ruanda en 1994 y siguiendo, de 1998 hasta la actualidad, con la guerra civil
del Congo, que, con sus 5,4 millones de muertos...”
[8] Hay que recordar que el BCE no puede prestar
directamente a los Estados. Ante esta prohibición (establecida por el mismo
Tratado de Maastricht) se han visto obligados a endeudarse en los mercados,
quedando sometidos a industria financiera y al oligopolio de las agencias de
calificación.
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